A PROPÓSITO DE LA EXPOSICION EN EL MUSEO NACIONAL DEL PRADO, de 2/03/21 a 4/07/21, “PASIONES MITOLÓGICAS: Tiziano, Veronese, Allori, Rubens, Ribera, Poussin, Van Dyck, Velázquez”, SE HA ABIERTO UN DEBATE, AL QUE INVITO A PARTICIPAR.
COMO MODO DE PLANTEAR EL MISMO, ADJUNTO DOS ARTÍCULOS, UNO FIRMADO POR JORGE BUSTOS, EN EL DIARIO “EL MUNDO” TITULADO, “TIZIANO OS RESPETA”, Y OTRO (resumido) DE CONCHA MAYORDOMO, EN “EL PAIS”, TITULADO, “LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LOS GRANDES MUSEOS”.
AÑADO EL PRIMER ARTÍCULO LLEGADO DESPUÉS DE LA INVITACIÓN A PARTICIPAR
PEDRO MORA FRUTOS
“ARTE O PORNOGRAFÍA”
Probablemente, si alguien se pasea por la calle completamente desnudo mostrando sus genitales será conminado por las fuerzas del orden a vestirse y hasta será sancionado por ello. También es posible que lo haga frente a un monumento o fachada que contenga elementos escultóricos mostrando así mismo idénticos genitales a los suyos. Se preguntará uno entonces: ¿Por qué se condena una cosa y se tolera la otra? Pues debe ser porque una cosa es Arte y la otra no.
Si el arte supone en cierta medida una suspensión temporal de la consciencia, si aceptando las reglas del juego nos vemos avocados a una inmersión ilusionista, a un dejarse engañar, porqué no admitir que es el arte asimismo una invitación a establecer un paréntesis de los principios morales en aras de una idea más elevada, más pura, desmaterializada y limpia de toda sospecha o para ser francos, la excusa perfecta donde refugiarse en un espacio de libertad y tolerancia.
¿Pero qué es aquello que nos impide sincerarnos, actuar sin complejos y dejarnos guiar por los instintos primarios naturales? Mucho se ha escrito sobre moral, religión y principios cívicos. Todo lo que se circunscribe a ello se contrapone al caos umbroso de la Naturaleza, al ámbito monstruoso de lo animal, a ese disolvente contumaz de la razón, eje indiscutible de la naturaleza humana. Nuestra razón y nuestra lógica es aquella que adiestra a los niños en la anatomía completa, costumbres y apareamiento del mundo animal y la escamotea y suprime cuando se trata de nuestra misma especie.
En el mito fundacional de nuestra cultura, en el Jardín del Paraíso, Adán y Eva tras violar la prohibición expresa de comer del Árbol del bien y del mal, sintieron por vez primera vergüenza de su desnudez, fueron conscientes de ella. Y no deja de ser paradójico que la representación del desnudo desde los tiempos primigenios aparece en obras de contenido sagrado o religioso. De hecho en la antigüedad no hay disociación entre arte y religión. El soporte mismo de la religión era la obra de arte. El carácter devocional de algunas obras de arte, deidades heroicas, símbolos de fertilidad, etc, sublima y rescata a la figura humana de su miseria biológica, de su fisiología y su decadencia.
Ahora bien, ¿Qué se admite en el desnudo, cuándo es sólo erotismo, ese limbo idiota que no se atreve a traspasar la decencia y, cuándo es pornografía, es decir, para consumo mecánico onanista? ¿Cuál es intención emboscada en un desnudo artístico? ¿Es la de provocar deseo, perturbar o derribar miedos o prejuicios? ¿Se configura lo sucio o sensual sólo en la mente del que lo observa o cuenta con la complicidad del artista? ¿Son los temas de tipo mitológicos o religiosos en la historia del arte una excusa para abordar escenas sensuales o eróticas? Pudiéramos constatar que temas sin ningún interés bíblico o catequista como Susana y los viejos, las magdalenas penitentes, los sansebastianes o la legión de mártires corpulentos como bodybuilders que se retuercen no se sabe si de dolor o placer... son asuntos recurrentes que sirven claramente de pretexto para excitar a parroquianos de ambos sexos como única vía de escape de una sexualidad reprimida.
La pintura de género mitológico revive en el Renacimiento en los círculos privados de los poderosos marcando distancia con el poder omnímodo de la iglesia. El poder político y económico se cimenta y ejemplifica con la apertura moral cuando no disoluta de las familias de la nobleza, gobernantes y príncipes, marcando terreno frente a la censura enfermiza del clero. Cuando se trata de representar la antigüedad grecolatina, es siempre tórrido y eterno verano pues todo el mundo se pasea ligero de ropa cuando no enteramente desnudo y haciendo gala de su impudor nos recuerdan a todos que ellos se hallan en una esfera ajena e inalcanzable a la nuestra. El escenario preferido es la soñada Arcadia, la edad de oro de la inocencia previa al mundo reglamentado, mercantilista y funcional de hoy. Es la añoranza de un mundo sin reglas, sujeto sólo a las pulsiones más primarias e inmediatas. Inútil y estúpido será hoy juzgar con la ética del momento los mensajes y actitudes del pasado. Son fábulas, fantasías, calentones propios del ser humano, de los que nadie está libre. Son la celebración gozosa de la condición humana, en toda su grandeza, belleza y miseria.
Si bien, la Iglesia, tampoco se privó del goce de la carne; en la Capilla Sixtina, en el corazón vaticano, es el Juicio Final, una orgía multitudinaria, los querubines de Murillo, un festín para pederastas, el éxtasis de Santa Teresa, la perfecta representación del orgasmo, la pasión de Cristo o las imágenes de mártires, una suerte de sublimación de pulsiones sadomasoquistas y los relicarios, perfectas cristalizaciones de fetichismos varios.
Los ceñudos moralistas, meapilas, reprimidos e inquisidores de nuevo cuño que equiparan pornografía con conducta animal, a buen seguro no caen que es propio del mundo animal copular por un instinto ciego dirigido exclusivamente a la reproducción. No es así en los humanos, que crearon la pornografía y el erotismo y que a la hora del apareamiento en lo último que piensan es en la multiplicación de la especie.
Pedro Mora Frutos,
Berlín 9/3/2021
JORGE BUSTOS
“TIZIANO OS RESPETA”
Todo empezó en Venecia, donde el 23 de febrero de 2020 se canceló el carnaval por primera vez en mil años y donde el 27 de agosto de 1576 murió Tiziano Vecellio, después de cambiar la historia de la expresión humana. La peste y el arte, la muerte y el seño, la atonía y el color anudan la danza salvaje de nuestra condición en ningún sitio como en El Prado. Se expone al exponerlas a los ojos birojos de la pacatería interseccional, donde militan los entendimientos nublados por el humo de sus propias teas incendiarias. Pero Madrid se niega a ocultar su tesoro ni ante el virus ni ante la estupidez.
El maestro veneciano desafía a la literatura para someterla a la superioridad de la pintura. Ni bien entrado en los sesenta renuncia Tiziano a celebrar el goce de lo que somos y su lamento también. Toma la vida humana como viene y la devuelve dramatizada a la mirada del hombre del futuro, de la mujer del futuro, por si tienen la honestidad de reconocerse. Tiziano no moraliza, como a menudo hace Ovidio, porque respeta demasiado la materia humana con la que trabaja y porque sospecha que a mortales y a inmortales puede igualarlos la pasión.
Las pasiones de El Prado contrastan fuertemente con la vida al ralentí de la pandemia. Pero tampoco fueron pintadas en el paraíso: mientras la voluptuosidad sonrosada de una diosa aflora en el estudio, afuera Europa se desangra en guerras de religión. Los inquisidores, ayer como hoy, acechan el desnudo que prueba la pericia del artista. Pero el pincel de Tiziano no titubea cuando estampa su firma en el pecho de una ninfa en trance de bacanal. “Carlos III quiso quemar algunos de estos cuadros”, nos recuerda el sabio Falomir. Los refugió Mengs en la Academia de San Fernando porque sabía que el poder casa mal con la belleza, y que la censura -hoy como ayer- es el vicio de los virtuosos.
Las pasiones son peligrosas, sí. Vivir desata la pulsión de dominar y de ser dominado. ¿Qué moral nace del índice implacable de Diana, que castiga a la ninfa Calisto por dejarse violar"? Si cabe reproche aquí no se dirige contra el violador, que ni aparece, sino contra la intransigencia amazónica de la diosa más feminista del panteón. ¿Qué catecismo avala la lluvia dorada que cae sobre Dánae, o el ojo inyectado del toro que rapta a Europa mirándonos desde la torva esquina del lienzo?. El mismo ojo sanguinolento que exhibe Zeus rencarnado en águila mientras arrebata a Ganímedes con intenciones inocultables. ¿Y qué justicia puede haber en el mundo cuando un jabalí puede robarle su amor a la diosa del amor? Ni Tiziano ni Rubens ni Ribera nos adoctrinan. Se limitan a confrontarnos con la violencia de nuestras emociones. Mitología contra literalidad, arte contra simpleza.
La vida, de momento, sigue confinada en El Prado.
CONCHA MAYORDOMO
”LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LOS GRANDES MUSEOS”
Raptos, violaciones, humillaciones y toda clase de vejaciones hacia las mujeres están ampliamente representadas en cuadros, dibujos y esculturas.
Visitar los grandes museos europeos, aquellos que recogen las obras que la historia del arte ha calificado como maestras, no es siempre una experiencia gratificante, independientemente de la perfección técnica, el tratamiento del color, el equilibrio en la composición, el ritmo, la luz, la atmósfera… A veces el tema, especialmente el de las escenas bíblicas o mitológicas, puede dejar sin aliento: raptos, violaciones, humillaciones y toda clase de vejaciones hacia las mujeres están ampliamente representadas en cuadros, dibujos y esculturas, y obedecen a una ideología visual en la que la situación social de la mujer queda explícitamente agraviada.
…En el Museo del Prado también podemos asistir a este tipo de escenas violentas pintadas con gran maestría por Rubens, como “El rapto de Hipodamía”. Ilustra la escena del secuestro de una de las mujeres más hermosas de su generación el día de su boda por parte del centauro Ëurito. Hipodamía aparece representada semidesnuda, con el pecho al aire y los ropajes desgarrados, probablemente debido a la resistencia que opuso ante la fuerza de su secuestrador y que Ovidio lo describe de la siguiente forma en “Las Metamorfosis”:
“Porque a ti, el más bestial de los bestiales, Éurito, te ardía el corazón tanto por el vino como por la visión de la novia, y reinaba una embriaguez que duplicaba la lujuria”.
…En la mitología el rapto era un acto razonablemente legitimado, cuyas víctimas propiciatorias solía ser jóvenes vírgenes, o bien mujeres honestas que los pintores de todas las épocas -incluido Pablo Picasso- han representado de manera misógina para uso y disfrute no sólo de los cuerpos esteriotipados por los gustos de la época, sino también como demostración de la fuerza y la razón del género masculino frente al definido como débil. Estos hechos seguramente continuaría con una violación. Raptos, vulneración de la intimidad o calumnias pueden ser vistas en otras muchas obras maestras que componen la historia del arte con mayúsculas estetizando la violencia de género, por ello es importante que la belleza que encierran no desvíen la atención de que somos testigos también de la representación de delitos infames.
Leyendo retrospectivamente los textos que él redactando para mis exposiciones a lo largo de los años, yo horroziado al constatar que siempre sostengo lo mismo y con argumentos parecidos desde 1989. ¿Es eso coherencia, sólidas convicciones o para ser sinceros, tal vez es que no doy para más? En cualquier caso, mi posición es siempre la misma, o sea, defensa inquebrantable del aspecto puramente plástico o estético en contraposición a otra, reivindicativa o de inspiración social. La política, lo de ahí afuera, todo lo que tiene que ver con lo humano o con la naturaleza me interesa sobremanera, pero no suelo tematizarlo en mi trabajo. Lo dejo aparcado fuera del estudio y me excuso argumentando que toda posición que se adopte en la vida es siempre política, lo queramos o no.
Yo siempre he creído que el arte ha tenido y tiene poco que ver con la democracia, -aquí en Berlín trabaja Jonathan Meese que pregona la Diktatur der Kunst-, pero bromas aparte, el arte siempre ha estado en el servicio del poderoso, del que lo financia y colecciona o bien como propaganda o adoctrinamiento en los diferentes regímenes políticos de variado signo o al servicio de las religiones. Es a partir del siglo XIX, con Goya, por ejemplo, cuando se perfila la figura del artista crítico e independiente. El artista plástico se homologa con el pensador o intelectual para conformar el mito de la conciencia crítica de la cultura. Así como la Iglesia se lanza siempre a avisar de peligros múltiples y asechanzas y se ofrece, cómo no, como la única solución a los desafíos insoslayables del ser humano, también la cultura desde su atalaya se apresta a despertar la conciencia dormida del ciudadano denunciando abusos e injusticias pero guardándose muy bien las espaldas, pues después de todo hay que comer. En cualquier caso, la posición política del mundo de la cultura ante coyunturas históricas inaplazables como guerras, falta de libertad y atropellos varios, dado el paso a la situación actual que es menos forzada, oportunista, borreguil y carente de escrúpulos. Hoy en día no hay montaje teatral de un clásico donde no se meta con calzador alguno de los temas candentes de actualidad, aunque en el original no solo o sea mar de pasado el tema en cuestión. Se subraya de forma interesada e indecente de lo que todo el mundo habla y reivindica, sin venir a colación en el texto. En las exposiciones en espacios de titularidad pública solo se programan muestras con temática de problemática social, llámese subdesarrollo, violencia de género, migración, racismo, etc. Cojan ustedes cualquier revista de artes plásticas. Parecen revistas de ONGs, sindicatos sindicales u hojitas parroquiales. Sólo fotos de patentes, estudios sesudos sobre la identidad "trans", el empoderamiento de la mujer, la lucha anticapitalista, eso sí, con anuncios a toda página en papel sofá de publicidad de relojes de precios exhorbitantes, coches de lujo o de la feria Art Basel o Miami que es la qintaesencia del capitalismo más exclusivo y salvaje. ¿A nadie le chirría un poco todo esto? ¿A quién pretenden involucrar a los artistas o al sistema artístico cuando dicen atacar al sistema desde el mismo sistema: galerías, museos, bienales, ferias, documenta, ...? Perdón, no pretendo sermonear a nadie, no soy un moralista, pero a mí, tanta inconsecuencia, eso sí, con anuncios a toda página en papel sofá de publicidad de relojes de precios exhorbitantes, coches de lujo o de la feria Art Basel o Miami que es la qintaesencia del capitalismo más exclusivo y salvaje. ¿A nadie le chirría un poco todo esto? ¿A quién pretenden involucrar a los artistas o al sistema artístico cuando dicen atacar al sistema desde el mismo sistema: galerías, museos, bienales, ferias, documenta, ...? Perdón, no pretendo sermonear a nadie, no soy un moralista, pero a mí, tanta inconsecuencia, eso sí, con anuncios a toda página en papel sofá de publicidad de relojes de precios exhorbitantes, coches de lujo o de la feria Art Basel o Miami que es la qintaesencia del capitalismo más exclusivo y salvaje. ¿A nadie le chirría un poco todo esto? ¿A quién pretenden involucrar a los artistas o al sistema artístico cuando dicen atacar al sistema desde el mismo sistema: galerías, museos, bienales, ferias, documenta, ... ? Perdón no pretendo sermonear a nadie, no soy un moralista, pero a mí, tanta inconsecuencia, tanta convivencia y promiscuidad de valores antitéticos e incompatibles me produce un tedio mortal que me encanta ganar de coger los bártulos y retirarme a la vida contemplativa.
DOS
Supongo que todo comenzó cuando en las universidades o escuelas de arte americanas introdujeron el aprendizaje multidisciplinar. Europa, siempre a la zaga y asumido el papel de la provincia del imperio adoptó con mayor o menor entusiasmo el modelo. Hablo, claro está, de centroeuropa; aquí, en la Iberia profunda seguimos copiando al carboncillo los yesos de Praxiteles.
El susodicho modelo yanqui consiste ni más ni menos que en marginar las materias artísticas tradicionales: dibujo del natural, de señoritas en cueros, pintura de caballete con cestos de frutas y caldero de cobre, el busto de modelado de algún prohombre o santito, etc., por una amalgama de materias curriculares mucho más limpias y asépticas: lingüística, sociología, política de género, demografía, teoría económica, ecología... tantos universos del saber que solo es posible aproximar de una manera parcial o más bien superficial, como superficial y falto de rigor serán los resultados paridos por nuestros artistas entrantes. Luego no vale pedir explicaciones o mayor concisión. No, siempre se puede escudar uno en que tan solo se trata de Arte. ¡Ah, bueno! ¡Acabáramos! Nada serio
Que el arte no es una ciencia exacta, ya lo sabíamos. Que es una interpretación muy, pero que muy subjetiva de la realidad, se da por descontado. Que solo sirve para suscitar preguntas, pero no para dar respuestas, ya claro, también. Entonces, ¿quién necesita el dichoso arte? ¿Qué utilidad tiene? O mejor dicho, ¿Con qué autoridad se apresta para contribuir algo al debate si resulta ser una herramienta tan imprecisa como poco confiable? Con todo, lo más decepcionante es el medio natural o geográfico del mundo artístico. Se trata de un hábitat minúsculo y enclenque (galerías, museos y centros de arte), poblado con éxito por fieles incondicionales, que no necesitan ser convencidos de nada porque ya lo están. ¿Quién demonios entra en una galería de arte? ¿A qué va el gran público al museo para ver exposiciones de arte contemporáneo sino para hacerse un selfi? ¿A quién van dirigidas las provocativas y arriesgadas propuestas de arte político-militante? ¿A quién hacen pupa? No son ni tan solo balas de fogueo, son vergonzantes ventosidades.
Con todo, lo imperdonable del arte llamado político es que precisa de ser obvio para que surja efecto, y el arte no puede ser obvio o evidente si queremos que permanezca en el ámbito de la excelencia, porque si no sería dudosamente propagandístico, banal o como mucho pedagógico, de consumo instantáneo, pero que no deja poso, ni en la memoria ni en la conciencia.
A mi entender, todo el problema se reduce a la incomodidad que siente el artista al tener que confeccionar productos sofisticados de decoración, inútiles y ostentosos, orientados mayoritariamente a la especulación monetaria, que no intelectual y que da como resultado los carísimos engendros que colonizan y parasitan los denominados espacios expositivos. Bajo la etiqueta del producto artístico puede encontrar una infinidad de propuestas cuyo fundamento es el diletantismo, las ocurrencias varias, la frivolidad y el infantilismo impertinente y consentido al que nadie se atreve a revelar un pena de ser tachado de ignorante; todo para alimentar una masa ingente de "obras maestras" que debe preservar para generaciones venideras. Ya lo dijo San Warhol bendito: Un espacio inútil es un espacio con arte dentro.
TRES
Aquí, un ejemplo del artista activista pendenciero sin ánimo de lucro. antigás? Nadie sabe una ciencia cierta si el artista, de Madrid para más señas, quería ofender o incriminar a los alemanes, ¡Como si los alemanes necesitaran estas alturas que alguien les recuerda algo! ¿O era simplemente una broma de mal gusto que hubiera salido de la cabecita hueca de un nostálgico del nacionalsocialismo? ¿Cómo puede algo significativo una cosa y la contraria al mismo tiempo, y no estar loco? ¿Fue una propuesta fallida? En absoluto, gracias a un buen puñado de títulos en la prensa por el escándalo concienzudamente programado, con clausura incluida de la muestra, nuestro artista caminó rumbo a la gloria seguida de una aura de artista polémico e insobornable. También se paseó a lo ancho y largo de España con un sobredimensionado NO; perdona, no? ¿No, a qué? No, un todo Por sistema, y en general. Nuestro hombre es un consumidor tocapelotas vocacional y profesional. Es el mismo artista que rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 y vendió en Arco la carta de renuncia a la ministra de Cultura por un precio exorbitante. Eso sí, luego no hace ascos participando en la Bienal de Venecia costeada por el ministerio; como los muy antifranquistas Tapies o Chillida que decían tragar sapos participando en tales bienales representando al régimen pero mira tú, que después de todo, a nadie le amarga un dulce. También se paseó a lo ancho y largo de España con un sobredimensionado NO; perdona, no? ¿No, a qué? No, un todo. Por sistema, y en general. Nuestro hombre es un consumidor tocapelotas vocacional y profesional. Es el mismo artista que rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 y vendió en Arco la carta de renuncia a la ministra de Cultura por un precio exorbitante. Eso sí, luego no hace ascos participando en la Bienal de Venecia costeada por el ministerio; como los muy antifranquistas Tapies o Chillida que decían tragar sapos participando en tales bienales representando al régimen pero mira tú, que después de todo, a nadie le amarga un dulce. También se paseó a lo ancho y largo de España con un sobredimensionado NO; perdona, no? ¿No, a qué? No, un todo. Por sistema, y en general. Nuestro hombre es un consumidor tocapelotas vocacional y profesional. Es el mismo artista que rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 y vendió en Arco la carta de renuncia a la ministra de Cultura por un precio exorbitante. Eso sí luego no hace ascos participando en la Bienal de Venecia costeada por el ministerio; como los muy antifranquistas Tapies o Chillida que decían tragar sapos participando en tales bienales representando al régimen pero mira tú, que después de todo, a nadie le amarga un dulce. Es el mismo artista que rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 y vendió en Arco la carta de renuncia a la ministra de Cultura por un precio exorbitante. Eso sí, luego no hace ascos participando en la Bienal de Venecia costeada por el ministerio; como los muy antifranquistas Tapies o Chillida que decían tragar sapos participando en tales bienales representando al régimen pero mira tú, que después de todo, a nadie le amarga un dulce. Es el mismo artista que rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 y vendió en Arco la carta de renuncia a la ministra de Cultura por un precio exorbitante. Eso sí, luego no hace ascos participando en la Bienal de Venecia costeada por el ministerio; como los muy antifranquistas Tapies o Chillida que decían tragar sapos participando en tales bienales representando al régimen pero mira tú, que después de todo, a nadie le amarga un dulce.
Sí, nuestro artista es el mismo del ninot de Felipe VI y el de la serie de fotos de los presidentes políticos españoles con una banda negra en los ojos ¿Autocensura a estas alturas? que un empresario catalán, mordiendo el anzuelo, compró pensando que había adquirido el nuevo Guernica. Nuestro hombre es un genio. Del marketing. Y qué horror y horror, la censura de la dirección de Arco. ¿Cómo se puede ser tan panoli? Todo estaba listo y programado para que alguien del procés con abultada cuenta corriente viniera y cargara con ello. Ya lo sabéis para la próxima vez, el artista justiciero, el Robin Hood del Art Basel se llama Santiago Sierra.
Y TERMINO, LO PROMETO
¿A qué se debe este acriticismo del gremio artístico? ¿Es simple corporativismo o es que todos han asumido las mismas reglas de juego? ¿En qué momento los artistas nos pueden producir arte y nos dedicamos al activismo político sin embarrar naturalmente ni asumir riesgo alguno? ¿Hasta cuándo queremos seguir jugando sin que nos descubran? Acaso, no nos descubrimos nunca, porque no le importamos a nadie, tal es nuestra intrascendencia. Cualquier niñato con un balón gana 100 veces más que todos nosotros y desde luego alcanza infinitamente mayor trascendencia pública. Lo que nos hace falta es un poco más de honestidad. Sería suficiente si recurriéramos nuevamente a la poesía. Si, han oído bien, POESÌA, que no es solo juntar versitos en estrofitas. Me refiero a eso tan difícil como designar o describir lo invisible, lo que todo el mundo intuye pero nadie, la invocación de lo mágico, de lo extraordinario, el ansia devoradora de belleza que nos haga la vida más soportable: un bodegón de Juan Gris, una virgen sedante románica, un idolillo de las cíclicas, una laca china, L´Atalante de Jean Vigo, el Stabat Mater de Monteverdi, un cuadro negro de Malevich, la alegoría del otoño en un mosaico romano, un colega de Max Ernst, un óleo de Joan Mitchell, una estela de Brancusi….., Eso et tout le reste est politique.
Pedro Mora Frutos, Berlín Abril 2019
ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN EN ARCO DE LA ESCULTURA DEL GENERAL FRANCO
EL MUNDO
Esta vez, Merino no trae al general Francisco Franco en una nevera (como hizo en la Galería ADN en 2012, ni Sierra nos trae a los acusados en el juicio del progreso) en el stand de Helga de Alvear el curso pasado. , su protagonista es una figura en la que se reconoce claramente al Rey Felipe VI de 4,4 metros de altura, realizada con cero, pero y poliuretano.
EL PAIS
Merino se metió en la edición de 2012 una figura de Franco en una nevera (Siempre Franco) para denunciar el "fresco" que anda el franquismo en España y al año siguiente la dirección evitada que el artista repitiera en la cita del arte contemporáneo, como el mismo declarado entonces. Tanto Merino como Sierra son viejos conocidos en la feria por sus acciones e instalaciones, siempre disonantes en las galerías que exponen sus productos en venta. De hecho, Sierra declarada, tras ser retirados los 24 retratos pixelados que componían “Presos políticos”, que compró Tatxo Benet para su colección, que “si España no es una dictadura se le parece bastante.
A B C
En el mercado del arte contemporáneo escandalizar suele resultar muy rentable. En el momento preciso en que una obra y su hacedor -llamado vulgarmente artista- en la lista de los chicos / as malos, ya puedes echar un sueño, y rascar la panza porque su valor sube como la espuma. Tienen asegurados esos pocos minutos de gloria que inauguró Warhol y que él mismo cifró en quince. En ese corto espacio de tiempo, cuando la caja registradora se pone a funcionar, puede sumar cifras millonarias. Su jugada acaba siendo la ganara, la que pone el casino del arte patas arriba. Asalto a la banca. Por eso a Eugenio Merino y Santiago Sierra lo de dar la nota en ARCO les viene de perlas y le tienen pillado el punto, el tranquilo o como quieren llamarlo. Le echan mucha cara y siempre (nos) terminan metiendo un gol por la escuadra.
Digamos que el más veterano en estas lides es el señor Sierra. Ha tatuado a prostitutas en una actuación de las suyas mientras les pagaba una miseria, pero él facturaba millones por comercializar esa obra; ha inundado de gas una sinagoga en Alemania, ha tapado la palabra España en el pabellón español de la Bienal de Venecia allá por el año 2003… Renunció al premio Nacional de Artes Plásticas bajo la proclama de “Salud y Libertad¡”… Esas son algunas de sus "lindezas" artísticas, pero en la pasada edición de ARCO rizó el rizo cuando jugó con el fuego de los políticos independentistas presos en una serie fotográfica expuesta en el stand de su galería española, Helga de Alvear. Las fotos pixeladas duraron menos que un bizcocho a la puerta de un colegio. Llegó la autoridad competente y las retiró. Censura clamaban unos y otros por los pasillos. Escándalo con mayúsculas, pero las ventas y se salió de rositas. Cría fama y échate a dormir.
LA VANGUARDIA
Ni uno ni otro estaban en ese momento en el stand de la galería. Según Ida Pisani, su directora, el precio de la obra, pieza única, es de 200.000 euros y el coleccionista que puede hacer con ella no podrá quedársela sino que debe quemarla en un plazo máximo de un año. El propietario solo tendrá derecho a quedarse con el vídeo que documentará la acción y con una calavera que se esconde en el interior realizado con un material ignífugo que la salvará de las llamas